Cuidamos los estímulos que rodean a los más pequeños, ofreciendo impresiones saludables y un cálido encuentro.

Mirando hacia la infancia podríamos preguntarnos ¿qué necesita el niño desde pequeño para que pueda desarrollar sus disposiciones en forma positiva. ¿qué estímulos necesita? conociendo un poco las leyes de crecimiento se pueden delinear las posibles medidas pedagógicas al respecto.

Steiner describe cómo el niño está construyendo su cuerpo físico hasta el momento del cambio de dientes, todos sus órganos internos y también los sensoriales se desarrollan y forman la base de salud para sus años posteriores. Y así como lo físico se determina en estos primeros años, lo psíquico se encuentra en estrecha relación  con este desarrollo.

 El intercambio y relación con el medio ambiente los va alimentando, formando y determinando, todos los estímulos sensoriales que llegan al niño tienen su influencia.

Pensando en esta situación es que el jardín estructura y edifica sus juguetes, juegos y actividades, pensando también en un ritmo sano equilibrado entre las  propuestas.

Todos los sentidos se activan en forma sana cuando los materiales hablan por sí solos y pueden comunicar diferentes sensaciones, el niño buscará lo esencial detrás de cada objeto y de cada proceso, por esto también las actividades se presentan en forma amplia y real para despertar en ellos actividad interior, impulso de imitación y propia iniciativa, impulsos que el hombre trabajará en forma consciente toda su vida, por eso es bueno educarlos correctamente.

El ver, vivenciar e imitar situaciones y acciones significativas hacen que  el niño pueda intuir y percibir todo el proceso en forma armoniosa y completa, para esto es muy importante como adultos estar presentes y activos en cada situación, con sentimiento, pensamiento y voluntad.

Cuentos, rondas, juegos, arte, música, manualidades enriquecen, nutren y otorgan vitalidad, el niño lo recibe directamente en su interior, y desde allí lo elabora para poder actuar en su medio más cercano. Es nuestra tarea como padres, maestros, referentes, educadores, ofrecer el mejor alimento a su alma ávida de experiencias reales y valiosas para poder alcanzar su meta lo mejor posible. Trabajar para el hombre en devenir es la premisa.